Ya hace tiempo que los economistas sabemos de la existencia de la economía de las constelaciones . Es decir, de un mundo en el que personas y empresas con habilidades especiales –no siempre ganadas con esfuerzo, mérito y competitividad– dominan cuotas crecientes del poder de mercado.
También sabemos que, con la transformación digital, los efectos de red y plataforma (es decir, la capacidad para generar valor a través de la conexión entre un número creciente de usuarios) dominan los modelos de negocio y la ventaja competitiva de las empresas digitalizadas.
Estos dos fenómenos se han interrelacionado hasta el punto de que, en la mayoría de los sectores de la economía, unas pocas empresas dominan el negocio. Se calcula que hay en el mundo 400 grandes empresas superestrellas , globales y digitalizadas, que ejercen un poder de mercado de tal magnitud que supera ampliamente el ámbito económico y extiende peligrosamente sus conexiones al ámbito político e institucional.
Ahora que terminamos de pasar la semana de Sant Jordi, tengo una recomendación para los escépticos: lean La paradoja del beneficio , el último y excelente libro de Jan Eeckhout, uno de los más prestigiosos economistas académicos del mundo en temas de poder de mercado.
Innovación destructiva
Alguien podría pensar que esta dinámica de concentración podría llegar a ser beneficiosa para el empleo. ¿Cuál es el peligro para la creación de empleos de calidad que 400 empresas globales, digitalizadas y supereficientes dominan los mercados? ¿Por qué preocuparse por los efectos de la innovación tecnológica y la destrucción creativa ? Al fin y al cabo, ¿no es la transformación digital el motor de la eficiencia, el crecimiento económico, el empleo y la prosperidad material de las personas? Bueno, a tenor de los datos más recientes, los investigadores de la transformación digital ya no estamos tan seguros de ello.
Hemos comprobado que esta segunda oleada digital, basada principalmente en la inteligencia artificial , está impulsando aumentos de productividad, empleo y bienestar en muchas empresas y ramas de actividad, especialmente cuando funcionan las relaciones de complementariedad con el capital humano y la innovación organizativa.
Al mismo tiempo, otras personas, empresas y sectores están quedando desplazados por la destrucción creativa . Muchos piensan que con la capacitación adecuada y las capacidades necesarias en las empresas, los puestos de trabajo perdidos serán compensados con más emprendimiento, innovación y dinamismo económico que creará la IA. Sin embargo, algo está fallando.
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